Vincent
Van Gogh es uno de esos pintores que no pudo disfrutar de la fama ni
del reconocimiento de su obra reconocida en vida, pero que, sin
embargo, hoy en día se halla entre los más conocidos y valorados
del mundo.
Nacido
en Zundert en 1853, Vincent
Van Gogh
está considerado uno de los máximos exponentes del
postimpresionismo. Su vida estuvo marcada por la enfermedad mental,
y por el gran apoyo que le prestó su hermano menor, Theo, quien
siempre le prestó ayuda financiera para que pudiera dedicarse por
completo a la pintura.
La
extensa colección de cuadros que dejó Vincent Van Gogh tras su
muerte fue heredada precisamente por su hermano, pero este falleció
pocos meses después. Así que fue la viuda de Vincent, Johanna Van
Gogh quien organizó las primeras exposiciones con las obras del
pintor, dándolo a conocer y contribuyendo a su difusión.
Posteriormente, su hijo, puso la colección a disposición de varios
museos importantes y en 1960 creó la Fundación Vincent Van Gogh,
que fue la semilla del actual museo.
El
Museo
Van Gogh
de Ámsterdam,
tal y como lo conocemos hoy, abrió sus puertas en 1973 y acoge más
de 200 lienzos, 500 dibujos y 750 escritos y objetos personales del
famoso pintor holandés. Ente ellos están algunas de sus obras más
representativas, como “Los comedores de Patatas”, “La
habitación de Arlés”, una versión de “Los Girasoles” y
varios de sus coloridos autoretratos.
Además
de las obras de Van Gogh, el museo acoge también pinturas de otros
artistas de su época como Gauguin, Courbet, Millet, Monet, Pisarro,
Seurat o Toulouse-Lautrec.
Con
más de un millón y medio de visitas al año, el Museo Van Gogh es
uno de los museos más visitados de los Países Bajos. Una visita
imprescindible en Ámsterdam y que no debería faltar en nuestros
viajes
urbanos
por la vieja Europa.
El
Museo van Gogh de Ámsterdam se encuentra en la calle Paulus
Potterstraat, 7. Está abierto todos los días y el precio de la
entrada es de 14 euros. Los menores de 17 años entran gratis.
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