Si hay alguna imagen que con
contemplarla solo durante unos segundos nos diga que estamos en Río
de Janeiro, esa es sin duda la monumental escultura del Cristo de
Corcovado, icono indiscutible de la ciudad brasileña.
Situado a 710 metros de altura sobre el
monte Corcovado, la figura del Cristo Redentor se eleva sobre
la ciudad desde su pedestal. Fue construida en granito durante diez
años (1921/1931) y diseñada por el escultor francés Paul
Landoswki, para conmemorar el centenario de la Independencia de
Brasil.
El Cristo Redentor de Río de
Janeiro es una impresiónate figura blanca de 30 metros de
altura y 1445 toneladas de peso que tiene los brazos abiertos,
simbolizando el amor y la cruz en un mismo gesto. A su alrededor, la
verde selva ofrece un bello contraste.
Su fama mundial fue reforzada el 7 de
julio de 2007, cuando resultó elegido una de las “siete
maravillas del mundo moderno” de acuerdo con una encuesta
mundial realizada por internet en la que votaron millones de
personas.
Para subir al Cristo Redentor, lo mejor
es tomar un romántico trenecito que existe para este propósito,
aunque también hay una estrecha carretera que permite subir con un
vehículo hasta la cima.
Desde la plataforma, aparte de
contemplar la ciudad desde una atalaya privilegiada, se puede ver no
sólo la ciudad de Río de Janeiro, si no también la zona de Lagoa y
más allá Ipanema y Leblon. Arriba hay también un par de
restaurantes donde tomar un tentempié o quedarte a comer para
reponer fuerzas antes de regresar a tu alojamiento
en Río de Janeiro y seguir descubriendo todas las maravillas de
la ciudad.
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