Atraídos por la magnificencia de la
Sagrada Familia de Gaudí, muchos turistas que se alojan en alguno de
los aparthoteles de la ciudad como el Aparthotel
Augusta de Barcelona apenas si reparan en una
maravilla arquitectónica enclavada en el corazón del Barrio Gótic
o gótico de Barcelona: la Catedral de la Santa Cruz y de Santa
Eulalia.
Es mejor visitarla un día soleado ya
que la luz se filtrará a través de las vidrieras de colores y le
conferirá a todo un halo mágico; y en los claustros, se filtrará a
través del tejado que forman las copas de los árboles y las plantas
y parece que uno se ha trasladado en el tiempo.
Su fachada es hermosa de ver a
cualquier hora del día, pero al atardecer, cuando el cielo anuncia
el crepúsculo, la luz baña la piedra que brilla con un tono marrón
cobrizo que cautiva el alma. También hay que verla por la noche,
cuando está totalmente iluminada: es mágica.
El interior es magnífico, con esos
techos tan altos como todos los edificios góticos catalanes. El coro
central es precioso: la madera de las sillas y los bancos tallados
con tanta delicadeza, el púlpito de madera, la reja renacentista...
Los claustros son un mundo aparte en el
que perderse durante un buen rato. Un jardín de vegetación que
parece tan antigua como las piedras, la fuente cubierta de musgo, la
escultura de San Jorge y el dragón, los gansos... ¡trece gansos!uno
por cada año de vida de la santa (aunque parece ser que uno murió y
ahora sólo quedan doce).
Bonita también la capilla románica de
Santa Llucida e interesante de ver el Museo, aunque sin lugar a dudas
el plato fuerte es subir a los tejados a observar todo el barrio
medieval y el tejado de la Catedral con sus bonitos campanarios y sus
siniestras gárgolas.
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